Desde pequeña he sentido una gran fascinación por el mundo natural, crecí en el campo, en una pequeña comunidad del Estado de México.
Nací en una zona montañosa, con vista al volcán Xinantécatl (mejor conocido como Nevado de Toluca), soy de origen otomí, aunque no lo hablo con fluidez.
Este arraigo a mis raíces a la par de mi cercanía con la CDMX, son parte fundamental de quién soy, de forma personal y profesional.
He recorrido diversos caminos, en los que he conocido a personas increíbles, luchadoras y soñadoras, quienes al igual que yo, creen que es posible un mundo más justo y solidario.
Mi paso por Chapingo
Estudié en Chapingo, me formé como Ingeniera en Agroecología, una etapa preciosa, donde amé aún más al campo, donde también conocí otras realidades a través de mis compañeros y de las muchas comunidades que visitamos.
Esos cinco años fueron como un despertar hacia lo que quería hacer y de algo estaba segura, no me veía trabajando en la empresa de alguien más, quería formar algo propio, aunque no sabía cómo.
Antes de crear Heirloom, colaboré en proyectos de investigación en temas sociales y ambientales, aprendí de gestión de proyectos, de facilitación de procesos y de cómo articular diversas disciplinas para lograr un objetivo común.
La CDMX y su realidad urbana
Después me integré a un proyecto de agricultura en la CDMX, donde conocí una realidad urbana donde existe una fuerte desvinculación con el campo.
En las ciudades la dinámica de vida ha llevado a las personas a olvidarse del origen de los alimentos, del contacto con la naturaleza y de cuidar su bienestar.
Así nació Heirloom
En 2015 constituimos Auxina, una holding que crea proyectos con enfoque social y ambiental, de ahí nace Huertos Heirloom, aunque ya teníamos casi un año de operación, fue hasta entonces que pudimos constituirnos. Puedo decir que ha sido de las mejores decisiones de mi vida.
Este camino del emprendimiento ha estado lleno de subidas y bajadas, tal como una montaña, de pronto te topas con zonas planas y sin ningún obstáculo, al otro día con un bosque tan tupido que no encuentras por donde salir.
El secreto pienso que ha sido la adaptación y resiliencia, sonará trillado, pero así es.
Conocer un poco de los mecanismos naturales que tienen los organismos para sobrevivir nos ha ayudado en el proceso de construcción y crecimiento de la empresa.
Además de rodearnos de personas y proyectos con los mismos valores.
Desde que Heirloom existía solo en nuestra mente, teníamos algo muy claro, todo lo que hiciéramos debía contribuir al desarrollo sustentable de las comunidades a través de la agricultura y la educación.
Debo confesar que no ha sido tarea fácil, como toda empresa pequeña hemos cometido muchos errores y por supuesto aciertos, hay que ajustar procesos, tiempos y reinventarnos.
Lo que no puede cambiar es el propósito del proyecto, ese por el cuál cada día me levanto y pienso que es posible lograr.
Después de 6 años, en Huertos Heirloom seguimos creyendo y creando propuestas que ayuden a mejorar la calidad de vida de las personas, en el campo y en la ciudad, porque tiene que ser equitativo.
No sólo diseñamos e instalamos huertos, también promovemos la cultura de la buena alimentación, consciente, saludable a través de talleres y experiencias.
El camino del emprendimiento
Estamos seguros, y hablo por todo el equipo y las personas que nos dedicamos a la agricultura (desde todas sus aristas), que colaborando, apoyándonos podremos construir eso que tanto soñamos, comunidades sustentables.
Realmente el objetivo de lo que acabas de leer era que conocieras más de mí, de Ceci, la verdad es que no puedo hablar de Heirloom, sin hacerlo en plural.
Este camino del emprendimiento no lo he recorrido sola, existen personas a mi alrededor que han sido parte de esta construcción, entre ellos mis socios, familia y amigos.
Agradezco también a nuestras colaboradoras y todas las personas que han confiado en nuestro proyecto y que también quieren un mundo mejor para todos.
